El huevo de ánsar

Hace algunos días me encaminé hasta un parque cercano a mi casa. En él hay un estanque que alberga al menos un centenar de ánsares. He visto en él gansos u ocas, puesto que todavía no difiero realmente entre estas dos aves tan similares y ánades reales, que son el único tipo de pato que se puede encontrar en Madrid.



Pues bien, me acerqué y me llevé una gran sorpresa cuando vi un ánsar (no se si era un ganso o una oca) incubando unos veinte huevos blancos como el marfil. Seguí caminando y encontré otro nido de pajas y plumas en el que reposaban dos huevos grandes y blancos cubiertos de mugre que me pregunté si habrían abandonado y finalmente encontré al último. Encontré un nido en el cuál un solo huevo reposaba. Me quedé buen rato observando por si se acercaba la madre y lo incubaba pero no, nadie cuidaba de ese huevo. Me acerqué y lo palpé. Luego lo sumergí en el estanque para limpiarlo y lo sequé con mi chaqueta.

Me planteé si cogerlo o no por si podía llegar la madre pero finalmente me decidí a no cogerlo por si acaso fuera propiedad de alguna madre.

Por lo visto los huevos sufren la eclosión en 28 días desde que el huevo sale del cuerpo de la madre. Me pasaré en dos semanas por este parque para ver si ya han salido los polluelos. Es precioso ver todos los pollitos siguiendo a la madre.